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Alimentación en la menopausia

Alimentación en la menopausia

La menopausia es el momento de la vida de la mujer en que cesa la función cíclica de los ovarios y la menstruación. El resultado de la ausencia de producción de hormonas sexuales femeninas, fundamentalmente estrógenos, a partir de de los 40-50 años normalmente. Dichas hormonas van a regular la función de multitud de órganos por lo que su déficit va a tener repercusión multiorgánica, se produce un “descontrol” en el organismo.

SÍNTOMAS:

Ello ocasiona la aparición de diversos síntomas: sofocos, enrojecimiento facial, sudoración hasta desordenes psíquicos como irritabilidad, insomnio, ansiedad, fatiga y nerviosismo. Tambien  pueden tener incontinencia urinaria, inflamación de la vejiga y vagina y sentir dolor durante el coito debido a la sequedad vaginal.

COMPLICACIONES:

Una de las consecuencias más relevantes es EL AUMENTO DE PESO: por naturaleza la composición corporal es diferente en hombre y mujer. El hombre tiene mayor cantidad de masa muscular y menor cantidad de masa grasa, viceversa en la mujer. La disminución de masa muscular con la edad es fisiológica (normal) sin embargo, la mujer consigue preservar más eficazmente dicho tejido  que el hombre, y la grasa ganada suele ser periférica “famosas cartucheras”, no peligrosa, al contrario que el hombre que tiende a acumularla en la zona abdominal. Dicha situación cambia con la llegada de la menopausia  perdiendo  bruscamente proteína y ganando  tejido adiposo por desgracia en la región abdominal, aumentando considerablemente EL RIESGO CARDIOVASCULAR.

A partir de los 40 años las necesidades energéticas en la mujer disminuyen un 5% por cada década. Esto tiene que ver con lo comentado, al perder proteína se ralentiza el metabolismo pues es “la masa celular activa”, al disminuir la masa proteica disminuye el gasto energético  y por ello comiendo lo mismo vamos ganando peso gradualmente.

La incidencia de las enfermedades cardiovasculares (ECV) aumenta más rápidamente después de la menopausia, sin embargo, es importante destacar que las mujeres postmenopausicas que toman estrógenos tienen un menor riesgo CV que las que no lo hacen debido a los efectos favorables de los estrógenos sobre la cantidad de colesterol. La disminución de estrógenos provoca un aumento del colesterol “malo” (LDL) y una disminución del “bueno” (HDL).

LA OSTEOPOROSIS es el principal problema para la salud que provoca la menopausia: la disminución de la masa ósea es fisiológica (normal) con la edad, sobretodo, a partir de los 40-50 años, sin embargo, en la mujer dicha resorción es mucho más acusada, durante los primeros cinco años posteriores a la menopausia se pierde del 3-5% por año y después del 1-2%  por año. Esta situación predispone a la mujer a ser mucho más susceptible al riesgo de fracturas, o sea, osteoporosis, afectando al 30-50% de las mujeres postmenopausicas. Los huesos que se fracturan con más frecuencia son las vértebras, el femur y los huesos de las muñecas.

 

Recomendaciones generales en la menopausia

Por todo lo anteriormente citado debemos destacar aquellos factores, tanto nutricionales como otros, que afectan de forma especial, positiva y negativamente, en esta etapa de la vida y hacer las siguientes consideraciones:

1-El hecho de que el gasto energético se reduzca impone la necesidad de un aporte calórico menor, la dieta desde un punto de vista cuantitativo deberá reducirse. “Debemos comer menos y movernos más” aumentando así el gasto.

2-La dieta desde un punto de vista cualitativo: de no existir patologías o complicaciones asociadas se deberá seguir un patrón de dieta equilibrada adaptándola a la situación individual en función a talla, actividad física..entre otros.

3-Los necesidades nutricionales en este periodo cambian en cuanto a los nutrientes que guardan una estrecha relación con la formación del tejido oseo, siendo, por tanto, más demandados: CALCIO Y VITAMINA D. (Necesidades de calcio: 1000 mg/día premenopausia y varones,  1500 mg/día  postmenopausia). La menopausia es una entre tantas situaciones fisiológicas donde existe una fuerte demanda de calcio estando indicado en estos casos “dieta alta en calcio”, dieta que permite cubrir dicha demanda y conseguir máximo aprovechamiento de este mineral (ver apartado dietas terapéuticas).

4-En cuanto a la cantidad y calidad de la grasa. Se debe consumir con moderación y sustituir  la “mala” por la “buena”. Evitar la grasa animal (saturadas) potenciando la vegetal (insaturadas). Ello no implica la restricción de tejido animal, sino evitar su inconveniente, lacteos desnatados, carnes magras…

5-Existen factores que influyen en la pérdida de tejido óseo debiendo, por tanto, evitarlos como son el alcohol y el tabaco.

6-Se recomienda la realización de ejercicio físico por diversos motivos: ayuda a preservar la masa ósea, aumenta el tono muscular (con el consiguiente aumento del gasto energético favoreciendo la pérdida o mantenimiento del peso), reduce el riesgo CV al aumentar los niveles de HDL (colesterol “bueno”) además de mejorar la autoestima en la mujer. Un paseo a ritmo ligero 3-4 horas/semana es suficiente.

7-Es recomendable seguir un orden en las comidas. Distribuir el total de la ingesta en 4-5 tomas ligeras. Las comidas irregulares, el ayuno prolongado y dejar transcurrir mucho tiempo entre ellas produce hipoglucemia, posible responsable de los sofocos.

 

Tratamiento hormonal sustitutivo (THS)

El tratamiento debe ir encaminado a resolver la sintomatología clínica en primer lugar (sofocos, depresión, …); y en segundo lugar , tiene que ser capaz de limitar la aparición de problemas óseos y cardiovasculares.

El tratamiento que ha venido utilizándose desde hace décadas es el denominado tratamiento hormonal sustitutivo, con estrógenos, solos o combinados con progestágenos.

En el caso de los estrógenos, se utilizan los conjugados equinos por vía oral o parches transdermicos de estradiol. El progestágeno con menos problemas en la actualidad es la progesterona micronizada que se puede administrar via oral, vaginal y transdermica.

En el caso de que la mujer no tenga útero, porque este haya sido extirpado por miomas u otro motivo , el tratamiento se realiza con estrógenos solos y de forma continua, ya que la razón más importante para la administración secuencial (conjunta) con progestágenos es precisamente evitar la hiperplasia del endometrio (cáncer).